El Gaucho es realmente un símbolo, un mito para cualquier viajero que vaya a estas tierras australes. Para muchos, él encarna la "libertad". De hecho, ¿quién no ha soñado con estar a caballo en medio de miles de hectáreas, solo, lejos de toda actividad humana, con solo un compañero fiel, un caballo fiel?

El gaucho de la Patagonia

Para la mayoría, los gauchos (palabra para «huérfanos») eran originalmente niños indios hispanos. Rechazados por la sociedad, se convirtieron, por la fuerza de las cosas, en hombres rudos y libres que deambulaban a caballo en paisajes interminables, buscando trabajo. Se decía de ellos que no tenían padre ni madre sino las pampas. Hay una manera de acercarse a este mito, entre cielo, cumbre y rebaños, ¡durante su viaje organizado por mí!, acompañándolos así para llevar a cabo una trashumancia.

Durante siglos, los gauchos fueron el símbolo de la libertad. Viviendo en un área de unos 800.000 km², vestidos con pantalones anchos, un sombrero o boina, una bufanda alrededor del cuello, espuelas, machete en la cintura y siempre acompañado de su fiel compañero, el caballo, reconocerá sin dificultad los míticos gauchos.

Los gauchos no siempre tuvieron muy buena reputación. En el siglo XVII, eran más propensos a ser ladrones de caballos o vagabundos. Antes de 1856, Argentina era un grupo de provincias en las que los gauchos vivían libremente, principalmente criando ganado en los vastos territorios de la pampa.

Para el gaucho, vivir libre y vivir afuera, era lo mismo. Solo la cría de ganado realmente le interesaba como ocupación, porque este trabajo le dio esa libertad de movimiento esencial para su felicidad. Los gauchos adoran el silencio y la soledad del aire libre. A menudo pasan toda su vida en la Pampa. El ruido, las luces, la velocidad de la ciudad no convienen a su temperamento. Aparentemente son tímidos, encerrados en sí mismos, pero tan pronto como se encuentran, comienzan a contar historias y reír juntos.

En 1856, cuando el gobierno decidió poner a la venta las tierras del país, para llevar dinero a las arcas del estado, es el principio del fin del estilo de vida tradicional de los gauchos. En esta vasta empresa de especulación en la tierra, la pampa pierde su libertad, el gaucho también. No está en el temperamento del gaucho ponerse al servicio de un jefe en tierra cercada: ¡las estancias! Estos «cow boys» de América del Sur trabajan ganado a caballo desde Río Grande del Sur (Brasil) a la Patagonia donde «la cultura Gaucha» todavía está muy viva.

El gaucho fabrica muy a menudo su arnés, llamado «recado», esencialmente de cuero trenzado. Usando una boina o un sombrero de fieltro negro, usa un cinturón de tela muy ancha en el cual desliza, en su espalda, su cuchillo, llamado «facón», «daga» o «puñal» según su tamaño. El gaucho nunca se separa de su cuchillo que sirve para cortar el cuero, comer y eventualmente defenderse. El lazo y las «boleadoras» completan la panoplia, con la indispensable «calabaza» para el mate. ¡Este dispositivo incluso permitiría beber a caballo!

Algunas palabras de vocabulario para identificar la «ropa» del gaucho:

  • Bombacha – pantalones de algodón
  • Botas – botas de cuero
  • Esporas de Ferro – espuelas de hierro
  • Chapéu – sombrero de cuero o fieltro
  • Camisa – camisa de algodón
  • Lenço – bufanda
  • Guaicá – cinturón muy ancho
  • Ponche – poncho
  • Prenda – regalo, así es como el gaucho llama a su mujer…

¡Vengan a conocer a los gauchos en Argentina!